Archidiócesis de Sevilla

El 17 de julio celebramos la fiesta de las Santas Justa y Rufina. Por ello, presentamos esta tabla que forma parte del retablo que preside la Capilla de los Evangelistas, también denominada de San Gregorio o San Sebastián, en la Catedral de Sevilla.

Este retablo se considera la obra maestra de su autor, el pintor neerlandés Hernando de Esturmio quien concierta estas pinturas el 27 de mayo de 1553 con el canónigo Sebastián de Obregón, obispo de Marruecos, arcediano de Carmona y obispo auxiliar de Sevilla.

La tabla que nos ocupa representa a las santas Justa y Rufina, mostrándose ambas de medio cuerpo, una de perfil y la otra de frente. Aparecen ricamente vestidas y ataviadas con joyas representadas con gran detalle. Portan sus atributos iconográficos propios, como los cacharros de cerámica que aluden a su condición de alfareras, así como la palma del martirio, acaecido en la Híspalis romana según la tradición en el año 287 por negarse a adorar un ídolo pagano y destruirlo. Completa su iconografía la torre de la Catedral de Sevilla, la que se conocerá posteriormente como la Giralda, ya que según la leyenda durante el terremoto de 1504 la torre no se derrumbó gracias a que las santas trianeras se aparecieron sujetándola. La torre aparece en la tabla como se encontraba tras el terremoto de 1356 que hizo caer el yamur, levantándose entonces la pequeña espadaña con la campana rematada por una cruz que Esturmio representa y, por tanto, antes de la intervención renacentista de Hernán Ruiz finalizada en 1568.

A los pies de la torre, que se levanta en un paisaje poblado de ruinas clásicas (inspiradas en diferentes grabados de Cock, Lafréry y Doetechum), tiene lugar el martirio de las hermanas trianeras que Esturmio presenta en reducido tamaño. En efecto, en las gradas que aparecen a los pies del alminar cristianizado se distingue un grupo de personajes que asisten a la decapitación de una de las hermanas, mientras que la otra yace muerta en el suelo. Al presentar el alminar almohade aislado entre las ruinas, Esturmio le otorga categoría de símbolo y de obra clásica en el más amplio sentido de la expresión, según el arquitecto Ampliato Briones, en un intento de hacerle perder su origen almohade para atribuírselo a los romanos, como defenderá Alonso de Morgado en su Historia de Sevilla, publicada en 1587.

Se han señalado diversas influencias en esta obra: por un lado, de la pintura flamenca de los maestros de Amberes de las primeras décadas del siglo XVI y de pintores florentinos, mientras que para la presentación de las santas de medio cuerpo, se ha apuntado los grabados de Allaert Clesz. Finalmente, el ángel que aparece en la Giralda formando parte de la escena del martirio está inspirado en el que figura en la estampa del martirio de Santa Cecilia de Marcantonio Raimondi.