Se inician los trabajos de adecuación de la Nave del Lagarto y la tienda librería de la Catedral de Sevilla
Hoy se inician las obras de adecuación de la Nave del Lagarto y la tienda librería de la Catedral de Sevilla dentro de las actuaciones previstas en el plan director 2023. Estos trabajos estaban planificados para la primavera de 2020, pero hubieron de suspenderse debido a la crisis sanitaria.
Por un lado, la intervención en la nave consiste en la introducción de un falso techo de placas de yeso laminado y paralelamente la sustitución de la actual tienda librería por un mueble menos invasivo y respetuoso con la espacialidad de la nave. Durante la realización de la obra habrá de montarse una carpa provisional – acristalada y autoportante- para albergar la tienda que se dispondrá en el Patio de los Naranjos. Está prevista una duración de entre diez y doce semanas, de manera que antes de la Semana Santa se haya recuperado la totalidad de la nave en todo su esplendor y se retiren del Patio los almacenes auxiliares para la obra. El presupuesto aprobado supera los cuatrocientos mil euros.
La conocida como Nave del Lagarto es la nave oriental interior del sahn de la mezquita aljama de Sevilla. Desde su construcción finalizada en 1198, es la única que ha mantenido su carácter de espacio abierto al patio, al menos en buena parte de su longitud, aunque al igual que las otras, ha sido objeto, a lo largo del tiempo, de numerosas transformaciones.
Por los vestigios que se pueden ver en su fachada exterior, los mismos almohades realizaron transformaciones, introduciendo ornamentación que estaban ausente en la primera etapa. Esto se puso de manifiesto cuando Félix Hernández realizó sus trabajos de restauración de la fachada de la calle Cardenal Amigo, en la que se aprecian dos de sus puertas con el alfiz de fábrica de ladrillo como único ornamento mientras que otra presenta restos de yesería con una sutil decoración.
Durante la etapa de la Catedral almohade, todo el sahn fue objeto de transformaciones más o menos profundas, siendo la más general la conversión en capillas votivas cada uno de los módulos entre cuatro pilares, como se observa hoy en la capilla de San Onofre, única capilla que se conserva de aquella etapa.
Cuando las obras de la Catedral gótica alcanzaron a la Capilla Real, se produjo una transformación mas importante en la zona que actualmente se reforma al trasladar aquí de manera provisional dicha capilla, afectando también a la Capilla del Sagrario que anteriormente ocupaba la zona contigua. Las trazas de arcos en el paramento occidental interior de la Nave del Lagarto dan prueba de estas transformaciones, que han sido descritas por Alfonso Jiménez en diversas publicaciones.
En esta línea, desde el Cabildo se reconoce que «desde la intervención de los años ochenta de los arquitectos Sierra Delgado en el cuadrante noreste de la Catedral, la techumbre de la Nave del Lagarto ha presentado un aspecto poco adecuado al contexto patrimonial en que se inserta. Las desnudas cerchas metálicas con rasillones que cubren la nave confieren al lugar una apariencia de provisionalidad y ligereza que contrasta vivamente con la potencia de sus grandes muros de soporte. La intervención que se aborda pretende resolver esta circunstancia incorporando un techo de placas de yeso laminado que cubra la presencia de las cerchas».
No en vano, la Nave del Lagarto ha sido objeto a lo largo del tiempo de importantísimas transformaciones, llegando a incorporar un forjado intermedio que obligó al cegado parcial de sus grandes arcos. Félix Hernández en su gran intervención en torno al Patio de los Naranjos, mantuvo este forjado, si bien recuperó el trazado de los arcos de herradura en la fachada al patio. La caída de la cubierta que se produjo en la década de los ochenta del pasado siglo, provocó una intervención en la que se introdujeron las cubiertas a dos aguas de ambas naves, quedando la del Lagarto con las modernas cerchas metálicas que conforman las cubiertas a dos aguas completamente a la vista.
Por otro lado, como argumentaba José Gestoso, gracias al mecenazgo de Tomás de Ibarra, el fragmento de artesonado mudéjar procedente del Colegio de Sto. Tomás se cedió al Cabildo en 1889 y se colocó en la Nave del Lagarto en 1916. Se transformó así este alfarje para colocarlo en un soporte plano y de distintas dimensiones de las del lugar de procedencia. Se colocó en la única zona de la nave que tenia toda su altura libre en esa época, la correspondiente a la Puerta del Lagarto y la de la Capilla de San Onofre.
Finalmente, el artesonado fue desmontado por Alfonso Jiménez y trasladado a los almacenes de la Catedral. Ahora, «es propósito del Cabildo recuperar la disposición de este artesonado en el lugar que ocupó antes de su retirada». Asimismo, «con objeto de que el techo de placas de yeso laminado no sea un excesivamente abstracto plano liso, se ha recuperado la propuesta que en su día elaboró D. Félix Hernández en el proyecto de 1972 que incluía un ritmo de falsas vigas que recupera la rotundidad espacial de la Nave del Lagarto». Este falso techo no es una mejora formal, sino que «se trata de una operación muy necesaria desde el punto de vista de la conservación, ya que permitirá eliminar el deterioro que actualmente producen las palomas y otras aves que usan las cerchas como hábitat», concluyen fuentes del Cabildo.