Sembrando Esperanza
Hace treinta años, un grupo de mujeres cristianas del barrio de Juan XXIII de Sevilla decidieron unirse y darle forma a una idea: atender a los drogodependientes de la barriada. El proyecto fue impulsado por la parroquia Anunciación de Ntra. Sra. y San Juan XXIII y pronto se convertiría en la asociación de este ámbito más antigua de España. Hoy, tres décadas después, ‘Brotes’ cuenta con tres programas y atiende en torno a 250 personas anualmente, a las que ayuda a salir de la droga y a insertarse social y laboralmente.
Carlos y Cándido son dos de esas personas a la que esta asociación católica ha cambiado la vida. Ambos acuden casi diariamente a la parroquia y hablan con los voluntarios. También tienen sesiones con Lola Campos, la trabajadora social contratada desde hace nueve años que gestiona las ayudas y programas. Pero, sobre todo, Carlos y Cándido invierten su tiempo en el taller de carpintería y restauración de muebles que organiza ‘Brotes’. “Hacemos algo que merece la pena -asegura Cándido- te levantas con otro ánimo, ilusionado y con un nuevo aliciente que no sea la droga”. La mayoría de los muebles que arreglan son donados por la feligresía, aunque también reciben muchos encargos. Después de restaurar el mobiliario lo venden a un precio simbólico en mercados de artesanía. “El dinero va íntegramente para ellos, la asociación no se queda con nada”, explica Campos. Pero lo que más valoran los usuarios de estos programas de ayuda al toxicómano es que le devuelvan la dignidad. “Nosotr
os éramos lo peor del mundo –confiesa Cándido-, pero ahora la gente nos mira diferente” y por ello “estamos muy agradecidos”, añade Carlos. La asociación ‘Brotes’ les ayuda a mantenerse “limpios”, les proporciona una formación y una ocupación, atiende a sus familias, e incluso, mantiene su acompañamiento en aquellos casos en los que el usuario es ingresado en prisión.
Empezando por la prevención
Aunque la asociación comenzó con el objetivo de ayudar a las personas con problemas de drogodependencia de la barriada de Juan XXIII, pronto amplió sus horizontes e incorporó dos nuevos programas de prevención en niños y jóvenes. Uno de ellos, ‘prevención selectiva’, va dirigida a jóvenes ya iniciados en el consumo de drogas. Se acompaña a estos adolescentes y se integra a las familias en su proceso. Por otra parte, existe el programa de ‘prevención universal’, cuyo público es mucho más amplio. Consiste en ofrecer conferencias a familias y niños para prevenir de los riesgos y consecuencias de las drogas. A estas charlas se suman diversos talleres formativos y de ocio y tiempo libre en el que proponen actividades saludables para toda la familia entre los que se incluyen teatro-yoga, deporte o escuela de verano. Una de sus iniciativas más populares son los campeonatos de fútbol-calle, organizados en la plaza colindante a la parroquia y en el que participan niños y mayores. Además, llevan a cabo otras iniciativas culturales como el Festival Solidario de Arte Callejero y el concierto solidario ‘Brotando’. Con esto se busca “la promoción del barrio y extendernos”.
Y por supuesto, ‘Brotes’ dedica grandes esfuerzos en acompañar a los usuarios adultos drogodependientes. “Se trata de ofrecerles un tratamiento integral para que se incorporen tanto laboral como socialmente. Igualmente, se incluye a sus familiares y allegados”, describe la trabajadora social de la asociación. De este modo atienden anualmente a una media de 250 personas, de las cuales el 90% son toxicómanos, pero un pequeño porcentaje son atendidos por sufrir exclusión social a causa de problemas diferentes a las adicciones.
Nada sin ellos
19 voluntarios y voluntarias representan la columna vertebral de este proyecto. Olga de los Santos es una de ellas desde hace veinte años. “Nuestro objetivo es acoger a la gente del barrio y que se sientan parte”, afirma. Esta voluntaria también destaca que la asociación está abierta a cualquier persona, independientemente de cuáles sean sus creencias, aunque admite que Jesucristo está en el centro y que “nuestra forma de darnos es la mejor catequesis”.
De los Santos aprovecha, además, para señala a varias figuras indispensables en la creación y desarrollo de ‘Brotes’: Teresa Delgado, Ángeles Moyano y Ángela Muñoz-tres de las fundadoras- y Manolo Carrillo, un voluntario que falleció recientemente y cuyo recuerdo sigue vivo en el Festival de Arte Callejero que lleva su nombre. Al respecto, Cándido recuerda un eslogan que no dejaba de repetir este militante: “Si ellos no vienen a nosotros, nosotros iremos a ellos”, refiriéndose a los empobrecidos del barrio.
‘Brotes’, una idea hecha realidad que permite que una “nueva vida vuelva a resurgir”, en palabras de Lola Campos. Porque “cuando entras en la droga, te entierras en vida –confiesa Cándido- y con esta asociación estoy brotando de nuevo”.