Seminaristas sevillanos realizan la misión en recinto ecuatoriano de Quinindé
Cuatro alumnos del Seminario Metropolitano de Sevilla, se encuentran estos días en la misión ecuatoriana de Quinindé, colaborando en la misión que el Hogar de Nazaret lleva a cabo en la comunidad que se encuentra de la región de Esmeralda, una zona selvática al norte de este país sudamericano. Son Pablo Jesús Hoyos, Antonio José Ruiz, Aniceto Vadillo y Manuel Jesús Robledo, alumnos de segundo y tercer curso, que han sido recibidos por el párroco de san Joaquín, Juan Luis García, que realiza una misión evangelizadora en aquella zona por quinto año consecutivo.
García destaca la rápida implicación de los cuatro seminaristas en las rutinas de una comunidad sencilla y hospitalaria, que agradece estas visitas. Apunta que “para casi todos los seminaristas ésta es la primera experiencia en su vida vocacional de vivir una misión, y están muy ilusionados a pesar de que esto es difícil, duro, con pocas horas de sueño”. La jornada comienza de hecho bien temprano, a las cuatro y media de la mañana en el Hogar de Nazaret, donde hay una casa de acogida para niñas. “Lo primero que hacemos es visitar la capilla, y tras ese rato de oración, a las siete y media se celebra la Eucaristía en la parroquia, para continuar después con las labores diaria”, destaca. Algunos acompañan a Juan Luis García en los colegios o visitando los hogares, y por la tarde se reúnen con la comunicad para la catequesis. Cabe destacar que, además de los cuatro seminaristas, este verano han viajado a Ecuador dos profesoras que colaboran en distintas iniciativas formativas.
Otros días visitan enfermos, o se dividen para acompañar al padre Bruno cuando va a celebrar los sacramentos en los distintos recintos (poblados). El padre Bruno es un sacerdote muy mayor que atiende a duras penas los recintos de toda la región, distantes unos de otros hasta cuatro horas de camino. “Por eso, la colaboración que prestan los seminaristas es muy valiosa”, añade el párroco de san Joaquín.
El ejemplo de los más jóvenes
La jornada no se para. Y a las siete y media vuelven a reunirse para rezar con la comunidad el Rosario y terminar con las Vísperas. Tras la cena hacen balance del día y se prepara el siguiente. Juan Luis García recuerda cómo los seminaristas “se quedaron admirados de que en la misa dominical hubiera 450 jóvenes y niños, que vienen desde los distintos recintos andando. Esto es algo impensable en muchísimos sitios, y lo que realmente hace grande la misión: pensamos que venimos a dar y recibimos mucho más de lo que damos”.
En lo personal, para Juan Luis García sigue siendo una experiencia tremendamente enriquecedora: “Es una alegría volver a encontrarte con gente deseosas de que les hables de Dios y de que puedas celebrar la Eucaristía en su recinto, ya que ellos solo pueden tener una misa al mes”. Además, valora el trabajo de los seminaristas, “chavales sanos, con vida interior y con ganas de evangelizar a pesar de las dificultades”.
Antes de viajar a Quinindé, en Sevilla ha habido una intensa labor de recaudación de los fondos necesarios para mantener el proyecto de acompañamiento a personas enfermas y mayores.
Una labor que ya da frutos en Sevilla
El Hogar de Nazaret sigue trabajando a destajo en sus centros de Sevilla. Y los frutos saltan a la vista. Hace pocos días, García anunciaba el nacimiento de la primera niña nacida dentro del Proyecto Belén dedicado a madres embarazadas que han pasado por un riesgo de aborto y que han decidido voluntariamente seguir adelante con su embarazo. Tanto la madre como su hija se encuentran en perfecto estado, ya de vuelta al Hogar de Belén. El pasado domingo, la madre asistió con su hija, a la que ha llamado Rocío, a la misa dominical, “siendo una alegría para todos los parroquianos poder ver la criatura, besarla y tomarla en brazos”, subraya el párroco. “Gracias a Dios y a su Madre, la Santísima Virgen, en la advocación de la Victoria, a la comunidad del Hogar de Nazaret, a la Parroquia de San Joaquín y al COF de Triana, el proyecto comienza a dar sus frutos. Bendigamos al Señor”, concluye.