Sevilla presente en el III Congreso Internacional de Catequesis, en Roma
La Archidiócesis de Sevilla estuvo presente en el III Congreso Internacional de Catequesis, en Roma, organizado por el nuevo Dicasterio de Evangelización, encuentro celebrado del 8 al 10 de septiembre.
Con el lema: “El Catequista, Testigo de la Vida nueva en Cristo”, los participantes de Sevilla, del resto de España y el mundo, pudieron profundizar en la tarea catequética. “Fue un momento privilegiado para compartir experiencias”, expresó el sacerdote Óscar Díaz, vicario episcopal para la Nueva Evangelización.
Según datos de la Conferencia Episcopal, España cuenta con unos 91.000 catequistas que desempeñan la misión insustituible de la transmisión y profundización de la fe. Sevilla aporta unos 4.000 catequistas al servicio de la evangelización.
En esta línea, tres días de encuentro en la Ciudad del Vaticano han sido propicios para profundizar en el vínculo que existe entre catequesis y la formación moral a la luz del tercer apartado del Catecismo de la Iglesia Católica (CIC). Los dos primeros congresos internacionales de Catequesis celebrados en 2013 y 2018 respectivamente, abordaron la primera y segunda Parte del CIC, “donde se examinó el servicio del catequista en relación con el anuncio de la fe y la celebración del misterio cristiano”.
Una experiencia personal
Díaz expresó que, durante las ponencias, “resonó una idea clara: La catequesis no es una obra escolástica, sino más bien la transmisión de una experiencia personal”. Al respecto, Donna Lynn, de la Pontificia Universidad Gregoriana y fundadora del The Lay Centre at Foyer Unitas, en una de sus intervenciones señalaba que “una flecha que apunta a la cabeza no atravesará el corazón”. Esto quiere decir – subraya el vicario episcopal para la Nueva Evangelización – “que una catequesis y un anuncio que apunta a la cabeza difícilmente producirá una conversión del corazón”.
Otra idea transversal del III Congreso Internacional de Catequesis fue la profundización del rol del mensajero en la transmisión de la fe. “Es importante ser consciente que el mensajero sea parte del mensaje. Se nos ilustraba este enunciado con la figura de Jesús, donde mensaje y mensajero coincidían totalmente. Por eso debe existir una coherencia de vida, que nuestra existencia esté impregnada del Evangelio”, resaltó.
Al respecto, el obispo de Hipona, san Agustín “ya apuntaba alto y claro cuando decía que su máxima preocupación era que los que catequizamos lo hagamos con alegría. Por eso, en el congreso que nos recordaba que los catequistas hemos de ser alegres mensajeros de propuestas desafiantes”, expresó Díaz.
Saludo del Santo Padre
El último día de congreso, el papa Francisco dirigió un mensaje a los catequistas para recordarles que participan de la misma misión que Jesucristo de anunciar el Evangelio e invitó a los presentes a no tener miedo si el Señor los llama a este ministerio. También recordó a sacerdotes y religiosas “que todos somos catequistas, incluido el Papa”.
La finalidad de la catequesis – continuó el Pontífice – es una etapa privilegiada de la evangelización donde buscamos encontrar a Jesucristo y permitir que Él crezca en nosotros. La catequesis no puede ser como una hora de escuela, es una experiencia viva donde cada uno de nosotros siente el deseo de transmitir la fe a las nuevas generaciones”.
El Santo Padre agradeció la labor de los catequistas “por ser una columna vertebral en la Iglesia. Por favor: no se cansen nunca de ser catequistas”, dijo. Finalmente, monseñor Rino Fisichella, presidente del Dicasterio para la Evangelización, dirigió unas palabras de agradecimiento a los catequistas de la Archidiócesis de Sevilla a los animó a “continuar con la hermosa labor que desempeñan”.