Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo (Ciclo A)
Se sentará en el trono de su gloria y separará a unos de otros
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: “Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme”.
Entonces los justos le contestarán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber? ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?”. Y el rey les dirá: “En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis”.
Entonces dirá a los de su izquierda: “Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis”. Entonces también estos contestarán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?”. Él les replicará: “En verdad os digo: lo que no hicisteis con uno de estos, los más pequeños, tampoco lo hicisteis conmigo”. Y estos irán al castigo eterno y los justos a la vida eterna».
Mateo 25, 31‑46
Comentario de Pablo Díez
Ez 34,11-12.15-17; Sal 22,1-2a.2b-3.5.6; 1Co 15,20-26.28; Mt 25,31-46
La dimensión regia de Dios se presenta en Ezequiel y en el Salmo 22 bajo la figura del pastor. El texto profético es especialmente significativo pues esboza implícitamente los principales hitos de la historia de salvación. La iniciativa divina es clave. Yahvé irrumpe en la escena para liberar a sus ovejas, en una clara referencia a la salida de Egipto. Hay tres elementos importantes a través de los cuales el profeta muestra que el prodigio del Éxodo se repetirá en la actual situación del pueblo: la mención de la dispersión del rebaño, en clara alusión al exilio en Babilonia, que reproduce el cautiverio egipcio; la manifestación de Yahvé en el Sinaí concertando la alianza con su pueblo, que este está llamado siempre a renovar; y la voluntad de conducirlo a la tierra prometida y entregársela, referencia implícita a la vuelta del exilio (Ez 34,12-13).
Como muestra el salmo 22, la memoria de la solicitud de Dios para con Israel en el pasado es la raíz de la fe presente y de la esperanza futura: “nada me faltará” (Sal 22,1). Pero, precisamente de cara al futuro, el pastor deviene juez, operando, tal como en el acto de la creación (Gn 1), una separación entre el bien y el mal, representados por aquellos que lo han puesto en práctica respectivamente. En el evangelio, el juicio es encomendado al Hijo del Hombre (Mt 25,31). La designación de justos e injustos como ovejas y cabritos, pivota sobre la idea de que estos últimos están destinados al sacrificio, en tanto que aquellas son preservadas en el rebaño. El criterio de descernimiento para caer de un lado o de otro es haber reproducido, o no, para con el prójimo el esmero pastoral de Dios con su grey.
Orar con la palabra
- El Pastor que guía y libera.
- Un juicio sobre la capacidad de imitar al Pastor.
- Pastores de sus prójimos, los elegidos del Pastor.