Solemnidad del Corpus Christi y procesión claustral en la Catedral de Sevilla
La Catedral de Sevilla acogió un año más la Solemnidad del Corpus Christi, en una Eucaristía presidida por el Arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo, concelebrada por el Obispo auxiliar, monseñor Santiago Gómez Sierra y sacerdotes del clero sevillano, ceremonia que contó con la presencia de una representación de las autoridades y de los cuerpos e instituciones que han servido a los enfermos durante la pandemia.
“Las circunstancias nos impiden acompañar al Señor por nuestras calles, otros años adornadas con sus mejores primores, convertidas en un inmenso templo para gloria y honor del Señor sacramentado”, refirió en su homilía monseñor Asenjo. No obstante, “en este día escogido por la Iglesia para la veneración pública del Santísimo Sacramento, agradecemos a Dios uno y trino este don inmenso y precioso, confesamos sin rubor nuestra fe en la presencia real de Cristo en la Eucaristía y acrecentamos la piedad y veneración ante el Cristo ofrecido, glorificado e intercesor, hecho presencia y cercanía”.
La procesión claustral de este año, “a pesar de la majestuosidad del marco catedralicio, ha sido muy sencilla”. Sevilla no pudo celebrar en sus calles el Corpus Christi como tradicionalmente, “a consecuencia de la epidemia que tanto dolor ha provocado, con miles de muertos, centenares de miles de personas afectadas por un fenómeno que no esperábamos y para el que no nos sentíamos preparados”.
«Tengo que confesar que me he emocionado en la procesión al ver a tanta gente que se hincaba de rodillas ante la presencia de Cristo en la Eucaristía, esto no es fácil encontrarlo en otras latitudes geográficas, lo mismo que no es fácil encontrar la piedad en la procesión claustral, que no decaiga, que custodiemos como un precioso tesoro la devoción al augusto sacramento de la Eucaristía, fuente cumbre de la vida cristiana», puntualizó.
Monseñor Asenjo pidió que “lo que perdamos en esplendor, lo ganemos en fervor, renovando nuestra fe en la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía, confesando con los labios y creyendo en el corazón que, en la más hermosa y rica custodia de nuestra Catedral regalada por una familia sevillana del siglo XVIII, está presente Jesucristo con su cuerpo, sangre, alma y divinidad”.
Día de la Caridad
Hoy la Iglesia celebra también el Día de la Caridad, por tal motivo, el Arzobispo de Sevilla recordó que “la epidemia que tanto nos está haciendo sufrir, nos llena de estupor por la suerte de millones de trabajadores que se están quedando sin trabajo, por la suerte de las víctimas de la crisis de la década anterior, y por los nuevos pobres que ha generado la epidemia”.
Lamentó que “con la superación de esta tragedia, que Dios quiera que esté próxima, no va a acabar el sufrimiento de nuestro pueblo que, a mi juicio, no ha hecho más que empezar, con la economía tan seriamente afectada”, por lo que instó a “ser generosos en la colecta que tiene como destinataria a Cáritas”.
“Junto a la Eucaristía, aprendemos a perdonar, a ponernos a los pies de los pobres para servirles, a ponernos de su parte y en su lugar, a acogerlos y ofrecerles compasión, afecto, ayuda y amor abnegado”, expresó.
Ante el Santísimo Sacramento, el Arzobispo de Sevilla pidió por “nuestra Archidiócesis y nuestra ciudad, para que Jesús en la Eucaristía “bendiga a nuestras familias, a nuestros niños y ancianos, sostenga a nuestras autoridades en esta hora difícil, devuelva la salud a los enfermos víctimas del virus, dé el descanso eterno a los muertos y consuele y conforte a sus familias”.