Tiempo ordinario
Empezamos a recoger las “cosas” de Navidad. Guardamos el árbol y sus adornos, quitamos el Belén y con cuidado vamos envolviendo las figuritas. Hasta el próximo año, si Dios quiere. El Niño Jesús se queda y así podemos besarlo y adorarlo.
Ahora empieza ese tiempo que la liturgia llama “Tiempo ordinario”, que son 34 semanas que en el transcurso del año no se celebra ningún aspecto particular del misterio de Cristo. Algo así como la vida diaria, donde quizás no se ve nada deslumbrante, pero es el tiempo que Dios nos da. El despertar es ya el gran regalo de un nuevo día. Habrá que poner muchísima ilusión por las sorpresas que nos trae, o por la monotonía que ya sabemos y nos va a tocar vivir: el trabajo, las relaciones, el transporte, los quehaceres, etc. para vivirlos como don.
Sí, lo cotidiano es el espacio en el que acontece Dios en nuestras vidas. Un Dios que en Jesús se hizo pequeño, cercano, que pasó la mayor parte de su vida en el taller de Nazaret con trabajos sencillos. Nos invita ahora a vivir ese tiempo, como Él, en “el taller”. El Papa Francisco nos dice “Hay que vivir con alegría las pequeñas cosas de la vida cotidiana.” (E.G.). Que María nos acompañe en este caminar, en este regalo de la vida sencilla de cada día, Ella que es “La Estrella de la mañana” ilumine nuestro amanecer a vivirlo como Ella lo vivía.
8 comentarios
Gracias Pilar por tus sabias palabras, siempre nos ayudan
Gracias Pilar por tus sabias palabras que siempre nos ayudan
Así es Pilar
Maravillosa reflexión
Gracias Mª Eugenia
Muchas gracias, Pilar. Lo llevo a la practica gracias a tus palabras. Pido que no me olvide de ello
¡Qué cierto, Pilar! Vivir lo cotidiano como un don, como un regalo y con alegría, es para mí fundamental.
Muchas gracias por tus acertadas y preciosas palabras, me confirman lo que intento vivir y me animan a seguir día a día con ilusión.
Un abrazo.
Sí, recogemos las cosas de la Navidad, pero a Jesús no… Jesús sigue con nosotros todo el año, y nos va a acompañar en esa vida de cada día siendo compañero de camino. Pero sabiendo que es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, y por eso vivirá con nosotros la intensidad de la Cuaresma y de la Pascua… siempre a nuestro lado. Y junto a él y junto a nosotros María. Nos lo ha recordado Pilar.
Gracias Pilar. EsHi en lo cotidiano donde podemos encontrarnos con el Señor