Tres seminaristas de Sevilla realizan un voluntariado con migrantes en Canarias
Tres seminaristas del Metropolitano de Sevilla han participado este mes de julio en un voluntariado con personas migrantes en la diócesis de Canarias, de la mano de los Hermanos Franciscanos de la Cruz Blanca.
Esta experiencia forma parte de la formación de los seminaristas propuesta por el equipo formativo del Seminario Mayor. De esta forma, la faceta académica se complementa con la experiencia pastoral en distintas áreas o servicios eclesiales durante el curso y también durante el verano.
Concretamente, los tres seminaristas que han participado son Evaristo Gómez (primer curso), José Alberto Torres (cuarto curso) y Pablo Noguera (seminarista en régimen especial).
“Nuestro campo de trabajo se ha centrado en el centro de menores de origen marroquí; en otro de mujeres migrantes con hijos; también en la casa de acogida de mujeres en alto riesgo de vulnerabilidad por trata de blanca y en el centro Canarias 50 en el pabellón de mujeres y algunos hombres con hijos”, explica José Alberto Torres.
Los seminaristas voluntarios, acompañados por el vicerrector y el director espiritual del Seminario, recibieron una formación previa para saber cómo acompañar a los migrantes. “Además hemos partido del reciente documento de la Conferencia Episcopal Española sobre la realidad migratoria”, apunta Torres.
Su labor ha consistido en cubrir distintas necesidades: “Fundamentalmente hemos impartido clases de español y tareas de cultura general, así como acompañamiento en actividades recreativas y formativas, y, sobre todo, una necesaria labor de escucha”.
Esta vivencia ha ayudado a este seminarista de cuarto a “ver el rostro de Dios en cada mujer y cada niño con los que hemos hablado y hemos tratado; la necesidad de poner cada día nuestra vida en manos del Señor para que nos guíe e ilumine y corroborar la gran familia que es nuestra Iglesia”. En esta línea, señala que, como seminarista, este tipo de experiencias “hace sólida nuestra vocación de entrega y servicio” y le ayuda “a trabajar la misericordia de Dios con nuestros semejantes. No podemos amar a Dios si no amamos a nuestros semejantes”.
Asimismo, ha sido consciente de “la respuesta contundente de la Iglesia ante la realidad de la migración que supera las políticas de los países de origen y los países receptores”. En ese sentido, añade, “me ha encantado la unidad de la gran familia que es la Iglesia trabajando ante la adversidad y el fenómeno migratorio”
Finalmente, Torres destaca el cariño de los niños y la proximidad de las mujeres, sus “motivaciones y expectativas por conseguir una vida mejor, por luchar y sobrevivir, y por aprender”. Igualmente, “me ha llamado mucho la atención la importancia de la fe y la oración para mucho de ellos”, confiesa.
Además de su trabajo con personas migrantes, los seminaristas también pudieron visitar otras realidades de la Iglesia diocesana de Canarias. Así, acudieron a una casa de enfermos mentales que llevan los hermanos de la Cruz Blanca, acompañaron a las religiosas oblatas en su apostolado con prostitutas, conocieron la labor educativa y pastoral de los claretianos y se acercaron al trabajo del Centro diocesano de Orientación Familiar, entre otros.
Noticias relacionadas
