Un 1º de Mayo a la sombra del coronavirus
Ante el 1º de Mayo, Festividad de San José Obrero, Día Internacional del Trabajo, las organizaciones que promueven la Acción Conjunta Contra el Paro (ACCP), junto con la Iniciativa ‘Iglesia por el Trabajo Decente’, se han unido “para celebrar el sentido creador del trabajo”.
En un manifiesto hecho público con motivo de esta fiesta expresan su dolor por todas las personas fallecidas a causa de esta pandemia y su cercanía con las familias que han perdido a sus seres queridos.
Asimismo, reconocen que la crisis sanitaria ha puesto de relieve el “gran valor del trabajo humano para el funcionamiento de nuestra sociedad y ha mostrado que los empleos aparentemente más humildes son también muy necesarios”. Por ello, agradecen a todas aquellas personas que han seguido trabajando durante esta pandemia “más allá de sus obligaciones contractuales, poniendo en riesgo su vida a cambio, solo, de mitigar el dolor y salvar vidas”. Sin embargo, denuncian que muchas de estas personas trabajan “con contratos precarios o sin contratos” y aseguran que “hace tiempo que se ha roto la relación entre empleo y salario”, especialmente en el caso de los “trabajadores excluidos” como los inmigrantes o las personas sin hogar.
Defensa de los servicios públicos y apuesta por el diálogo político
Por otro lado, en el manifiesto se destaca positivamente el papel de las instituciones públicas y exigen potenciarlas, dado que –señalan- “ya estaban desbordadas antes de la pandemia a causa de los recortes y las privatizaciones”. Así, indican desde la Acción Conjunta Contra el Paro, “cuando falta una acción apropiada de los poderes públicos en lo económico, lo político o lo cultural, se produce entre los ciudadanos un mayor número de desigualdades en sectores cada vez más amplios, resultando así que los derechos y deberes de la persona carecen de toda eficacia práctica”.
También se refieren a la actividad empresarial, especialmente a los autónomos y PYMES, “principales soportes de la sociedad”, por ello exhortan a garantizarles una ayuda que “no suponga una hipoteca para toda la vida, sino un reconocimiento a su función social”.
Estas medidas solo pueden abordarse desde los poderes políticos, a los que la ACCP critica por “pretender crecer electoralmente a costa de desprestigiar al otro”. Frente a este modo de hacer política, defienden que “España necesita líderes que estén a la altura del gran problema que vivimos, y hagan que la regeneración de la vida política e institucional sea el único camino posible para recuperar la dignidad perdida”.
La Iglesia responde
Finalmente, subraya el ejemplo de la Iglesia Católica que acompaña “todas las situaciones de sufrimiento y dolor que hay en nuestra sociedad”. No obstante, advierten, la situación actual “nos exige algo más: que intensifiquemos la pasión por la justicia, descubriendo y explicitando que la caridad también es el principio de las relaciones sociales, económicas y políticas para no dar a las personas de lo mío sin haberle dado en primer lugar lo que en justicia le corresponde”.