Una oración para miles de inmigrantes a la deriva
Los ministros de Exteriores y de Defensa, incluidos los españoles, aprobaron el día 18 de mayo una operación destinada a destruir embarcaciones que transportan inmigrantes hasta las costas europeas. Si se logra el aval del Consejo de Seguridad de la ONU, la misión militar europea atacará, posiblemente con drones, dichos barcos.
La razón dada es «combatir el negocio de la inmigración irregular». En otra zona del planeta, las travesías de barcazas repletas de refugiados procedentes de Myanmar (antigua Birmania) y Bangladés muestran un gran dramatismo. Miles de inmigrantes cautivos de su desgracia mueren tras un proceso de agotamiento y desnutrición, abandonados en el mar. Tampoco a ellos nadie los quiere. En el Mediterráneo y en el Índico los pobres de la Tierra, los marginados, los periféricos mueren.
La ONU estima que hay 6.000 personas atrapadas en barcos perdidos en el golfo de Bengala. La Unión Europea, en un alarde de humanidad culpable, fija cuotas para distribuir a los inmigrantes que pidan asilo, es decir, los que no mueran en el mar, o en las costas de Libia después que hayamos destruido los barcos que los mueven. El Papa Francisco ha dicho, en La Alegría del Evangelio, que estamos lejos del llamado «fin de la historia» ya que las condiciones de un Desarrollo Sostenible y en paz todavía no están adecuadamente planteadas y realizadas. En vez de invertir en drones y otras armas para destruir las embarcaciones, ¿porqué no invertimos en proyectos sobre el terreno para que los inmigrantes que no quieren serlo no se vean abocados a la salida de morir en el Mediterráneo? ¿Por qué no vamos a las causas profundas? Quizás sea la mejor manera de generar calidad de vida en esos países olvidados de África, desarrollar proyectos sobre el terreno.
Estoy seguro que el Papa Francisco nos iluminará a todos, a la Humanidad, especialmente a los católicos, y muy concretamente los que tienen responsabilidades económicas y políticas, en su próxima Encíclica. El mensaje de Jesús no tiene interpretaciones. Las imágenes de estas desgracias todos las conocemos, por eso sólo pongo flores del Árbol del Amor en su memoria.
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