V DOMINGO TIEMPO ORDINARIO (CICLO A)
Vosotros sois la luz del mundo
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos.
Mt 5, 13‑16
Comentario bíblico de Pablo Díez
(Is 58,7-10; Sal 111,4-5.6-7.8a.9; 1Cor 2,1-5; Mt 5,13-16)
El salmo 111 sirve de puente entre el texto de Isaías y el evangelio, pues conecta los temas de la luz y la rectitud. Para el hombre recto amanece una mañana liberadora, tal como se desprende de Is 58,10. Al hilo del versículo 4 del salmo, y dado que los adjetivos: justo, clemente y compasivo se aplican habitualmente a Dios en el Antiguo Testamento, puede deducirse que es el propio Yahvé la luz que brilla en la oscuridad para el hombre honesto. Esto a su vez le convierte en fuente de luz, tal como se desprende del evangelio, donde los apóstoles son continuadores de la misión de Cristo, el Santo, que proyecta su resplandor sobre el mundo. Del mismo modo, los cristianos se transforman en luminarias del orbe cuando hacen brillar sus obras. La metáfora de la sal completa el cuadro. Igual que la sal no existe para sí misma, sino como condimento del manjar, disolviéndose cuando cumple su función, los discípulos solo tienen razón de ser para su misión en el mundo, de modo que si no la cumplieran serían completamente inútiles.
Orar con la Palabra
- Iluminados por Cristo para alumbrar el mundo.
- La luz que irradian las obras.
- La sal que sazona sin notarse.
