Virgen de la Victoria, la devoción mariana de la primera vuelta al mundo
Después de completar la primera circunnavegación alrededor del mundo, los 18 marineros que sobrevivieron a esta gesta, con Juan Sebastián Elcano a la cabeza, se dirigieron a la iglesia de Nuestra Señora de la Victoria y de Santa María de la Antigua -“en camisa y a pie descalzo”, según relata el viajero italiano Antonio Pigafetta- para postrarse ante la Virgen de la Victoria. La misma imagen ante la que se arrodillaron el 9 de agosto de 1519, los 240 hombres que Magallanes comandaba antes de iniciar una de las grandes epopeyas de la historia.
Durante los 1.084 días que duró la expedición, la nao Victoria, que fue bautizada así en honor a la devoción mariana que se custodiaba en el convento trianero de los Mínimos, guió a las otras cuatro naves alrededor el mundo, lo que, en opinión de Antonio Rodríguez Babío, delegado diocesano de Patrimonio Cultural, nos lleva a considerar que “es hermoso pensar que la nave que guiaba a las demás llevaba el nombre de la Virgen, para así significar que eran guiados por la luz de la Madre de Dios en su advocación de la Victoria”.
Ponencia de Antonio Rodríguez Babío
Estas declaraciones fueron realizadas por Rodríguez Babío en el curso de la ponencia que dictó ayer martes en la Real Parroquia de Santa Ana, tras la celebración de la novena en honor a la madre de la Virgen. Una ponencia en la que hizo un repaso histórico en torno a una devoción muy arraigada en la Sevilla del XVI, centrada en una talla de la Virgen con el Niño que se conserva en la Capilla de Santa Bárbara de la ‘catedral de Triana’.
La Virgen de la Victoria se encontraba aquellos días previos al inicio de la circunnavegación en un templo que podría estar aproximadamente donde hoy se encuentra la iglesia de los Paules y los Maristas. La advocación, como relató el ponente, estaba vinculada a la reconquista de Málaga por los Reyes Católicos (1487) y, desde entonces, a las fundaciones de los Mínimos.
El delgado diocesano de Patrimonio Cultural hizo también un análisis artístico de la imagen mariana, “que muestra gran frontalidad, aparece sentada sosteniendo al Niño en su regazo con gran ternura, siguiendo un esquema que parece derivar de la Virgen de la Victoria, patrona de Málaga”. Aludiendo al estudio del profesor Roda Peña, Rodríguez Babío afirmó que se trata de “una belleza clásica, propia de los parámetros estéticos que se cultivaban en la imaginería sevillana de finales del siglo XVI”.
La imagen fue restaurada en 1922, con motivo del IV centenario de la llegada de la expedición comendada por Elcano, y el retablo donde hoy se venera tiene un frontal de azulejos que muestra en el centro una representación de la nao Victoria con dos ángeles, realizado en la fábrica de Mensaque.
La Virgen de la Victoria en 1929
Buena prueba de la importancia devocional que llegó a tener esta imagen lo da el hecho de que formara parte, el 19 de mayo de 1929, de la procesión extraordinaria que se organizó con motivo del Congreso Mariano Hispano-Americano de Sevilla, en el que fue coronada la imagen de la Virgen de la Antigua. Junto a la Virgen de la Victoria procesionaron otras imágenes marianas de Sevilla, entre ellas la Virgen de los Reyes, la de la Hiniesta o la del Buen Aire. Ese año también formó parte de la exposición mariana que se celebró en la iglesia del Salvador.
Rodríguez Babío concluyó su intervención destacando la importancia de “esta hermosa imagen mariana que hoy nuestra parroquia cobija, testigo de la historia gloriosa de nuestra ciudad y de Triana”.