Virgen de las Aguas. Iglesia de San Francisco (Morón de la Frontera)
Ante una situación de sequía importante como la que actualmente padecemos, los cristianos siempre han buscado la intercesión de la Virgen para pedir el don de la lluvia al Señor. Por ello hoy nos detenemos ante la Virgen de las Aguas que se encuentra en la Iglesia de San Francisco de Morón de la Frontera.
En una hornacina situada en el lado de la Epístola de la Iglesia de San Francisco, antiguo Convento franciscano del Corpus Christi, se encuentra esta bella imagen mariana fechada en 1618, obra del escultor granadino Luis de Peña, del cual se conocen pocas noticias. Sabemos que fue uno de los escultores mejor pagados de la Sevilla del comienzos del siglo XVII, sólo por detrás de Martínez Montañés, Francisco de Ocampo, Andrés de Ocampo y Juan de Mesa. Su formación primera tuvo lugar en Granada, probablemente en el taller de Pablo de Rojas, pasando después a Sevilla, donde encontramos noticias suyas a partir de 1618, en el círculo de Martínez Montañés. Algunas obras conocidas de Peña, según Hernández Díaz, son el San Carlos de la Parroquia de Villamartín, la Santa Ana de la Iglesia de La Campana o la Virgen de Gracia del desaparecido Convento de los Trinitarios de Granada. En Morón de la Frontera, además de la Virgen de las Aguas se conservan el Cristo Yacente de la Iglesia de la Victoria y el Señor de la Oración en el Huerto de la Iglesia de San Francisco, de 1622. Precisamente este último, también conocido como Cristo de la Agonía, era titular junto a la imagen mariana que hoy nos ocupa, de una Hermandad cuyas primeras reglas datan de 1616.
La Virgen de las Aguas se presenta de pie, mostrando una acusada frontalidad, sosteniendo al Niño Jesús en su brazo izquierdo, el cual porta en su mano el orbe símbolo de su realeza. Se han señalado similitudes de esta imagen con la Virgen de la Luz, patrona de Tarifa, obra anónima de finales del siglo XVI, que presenta rasgos de la escuela montañesina, así como con la Virgen de la Cinta, magnífica obra de Martínez Montañés fechada dos años antes que la de Morón, que se venera en la Catedral de Huelva.
La advocación mariana de las Aguas alude a la fuerte carga simbólica de este elemento de la naturaleza, el cual se vincula con los conceptos de vida, pureza, purificación y claridad. María es además la fuente de la que mana la gracia, como Madre de Dios que es y a Ella se hace referir el versículo 15 del capítulo 4 del Cantar de los Cantares: “Fuente de los jardines, manantial de aguas vivas”. Por ello, María se ha presentado como intercesora en la falta o en el exceso de agua.
En nuestra Archidiócesis, esta advocación tiene su origen en la imagen fernandina de este título que se venera en la Iglesia Colegial del Divino Salvador.
Antonio Rodríguez Babío, delegado diocesano de Patrimonio Cultural
Fotografía: Oficina de Turismo de Morón
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