VIRGEN DEL ROSARIO, Patrona del arrabal de los Humeros
De cara al Guadalquivir, en la calle Torneo, se encuentra la capilla de la Virgen del Rosario, llamada de los humeros, por los que ahumaban el pescado en el siglo XVIII a las afueras de la ciudad. Hace ahora 325 años comenzó la celebración del primer Rosario de los humeros, que fue el origen de esta devoción.
Según la abundante documentación que se conserva en la Hermandad, la imagen de la Virgen del Rosario que se venera en esta capilla fue realizada, en 1761, por el escultor Jerónimo Roldán Serrallonga, de la gran familia escultórica de los Roldán: fue nieto de Pedro Roldán, sobrino de Luisa Roldán y primo de Pedro Duque Cornejo. Así consta en el libro de Sancho Corbacho: El escultor sevillano Pedro Roldán y sus discípulos.
Se conservan pocas obras de este escultor, pero la imagen de la Virgen del Rosario de los Humeros nos hace ver su estilo de un barroco tardío. Es una Virgen sedente, como la Virgen de la Paz del antiguo convento de San Pablo, y la Virgen de la Merced, de la Capilla del Museo, obras de Jerónimo Hernández. Por la documentación existente, se sabe que esta imagen fue policromada por el pintor Joaquín Cano, seguidor de Juan de Espinal.
Una descripción de la Hermandad dice asÍ: La talla posee un marcado carácter frontal y cierto hieratismo… Su rostro de rasgos aniñados presenta una mirada melancólica acompañada de una leve sonrisa, muy del gusto rococó.
La Virgen tiene al Niño de pié sobre su rodilla derecha, y en la mano izquierda lleva un cetro real de plata. Desde las manos de la Virgen cuelga un rosario, que recoge el Niño con sus pequeñas manos. El conjunto de esta Virgen sedente, que presenta al Niño con el rosario, es una manifestación de acogida maternal y atrayente. No es extraño que sea el corazón del arrabal de los humeros en Sevilla.
Fernando Gª Gutiérrez, S.J.
Delegado Diocesano de Patrimonio Cultural
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