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Visitar a los presos: Obra de Misericordia corporal

LOGO MISERICORDIA OKHemos iniciado el AÑO DE LA MISERICORDIA . Un regalo de nuestro Papa Francisco. Él nos dice: Es mi vivo deseo que el pueblo cristiano reflexione durante el Jubileo sobre las obras de misericordia  corporales  y espirituales. Será un modo para despertar nuestra conciencia, muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza, y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los pobres son los privilegiados de la misericordia divina.

Recordemos las obras de misericordia corporales: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, asistir los enfermos, visitar a los presos, enterrar a los muertos. En ellas se nos pide a nosotros, ser en el mundo signo vivo del amor, la bondad y la ternura  del Padre.

Y ya en el mudo de las cárceles, desde mi carisma mercedario,  he comprendido como nunca lo que es la misericordia de Dios. Generalmente, nuestros juicios se detienen en la superficie, mientras el Padre Dios mira el interior, el corazón. Dios sabe cómo somos y nos sigue amando y perdonando porque su misericordia es eterna, como dice el salmo 136 en  cada estribillo

Jesús hace suyas las palabras del profeta Isaías: “Me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos”.

También: “Este es el ayuno que yo deseo: soltar las cadenas injustas, desatar los lazos del yugo, dejar en libertad a los oprimidos romper todos los yugos”. Los yugos que nos esclavizan y nos llevan a la falsa felicidad.

Además nos dice “No he venido a llamar a los justos sino a los pecadores”. La misericordia y el perdón de Dios van más allá de la justicia.  Esto no significa restarle valor a la justicia o hacerla superflua, al contrario. Quien se equivoca deberá expiar la pena. Dios no rechaza la justicia, Él la engloba y la supera en un evento superior donde se experimenta el amor que está en la base de una verdadera justicia.

rejasLa cárcel es una realidad muy desconocida. Generalmente es percibida como un lugar adecuado para aquellos que se merecen todo tipo de represiones, privaciones y castigos y la sociedad se siente tranquila de que estén allí.

Con frecuencia somos rápidos en juzgar y condenar a las personas. No nos detenemos a descubrir las posibles razones, situaciones y circunstancias que la han llevado a cometer un delito o a vivir inmerso en el mundo de la delincuencia.

Me preguntan: “¿qué haces en la cárcel?”. Respondo:” Voy, estoy, escucho, acompaño…”. Esto es lo importante,  luego hay otras cosas: talleres, salidas, campamentos…. pero acoger, escuchar y que se sientan comprendidas es lo que ellos necesitan: sí, lo importante es quererles y vivir una relación empática con ellas. Yo le doy gracias a Dios por este regalo.

manos_virgen_01Termino acudiendo a Nuestra Señora de las Mercedes, Patrona de las prisiones, nuestra Santísima Madre, que tienes en sus manos cadenas rotas, para que nos ayude a romper las cadenas que nos atan. Primero, las nuestras porque para liberar hay que estar liberado. Y que vuelva a nosotros «esos sus ojos misericordiosos».

Y  el deseo que en ese juicio final podamos oír: «Venid benditos de mis padres porque estuve en la cárcel y me visitaste».


1 comentario

  1. Tránsito 13:26, Jul 02, 2018

    Como muy bien dices Pilar no nos es fácil empatizar con el otro. Hacer nuestra la misericordia de Dios para no juzgar sino amar. Esto es lo que muy bien haces tu. Gracias Pilar por esta reflexión tan bonita

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