XV Domingo del Tiempo Ordinario
Los fue enviando
En aquel tiempo, Jesús llamó a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto.
Y decía: «Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, en testimonio contra ellos».
Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.
Marcos 6, 7-13
Comentario bíblico de Miguel Ángel Garzón
Am 7,12-15; Sal 84; Ef 1,3-14; Mc 6,7-13
Las lecturas presentan la fuerza de la llamada de Dios y el envío a la misión. El profeta Amós sufre el rechazo de las autoridades políticas y religiosas, que quieren echarlo del país e impedir que siga con su misión. Pero el profeta recuerda que el origen de su acción no está en él ni en su familia, sino en Dios, que lo llamó y lo arrancó de su realidad campesina para darle una nueva identidad: ser mensajero de su Palabra.
El evangelio narra la llamada de Jesús a los Doce y su envío misionero. Después de un tiempo acompañando a Jesús, ahora son enviados de dos en dos como portadores y testigos fidedignos (Dt 19,15) de lo que están viendo y experimentando, la llegada del Reino de Dios en las palabras y obras de Jesús. Su equipaje es un bastón y unas sandalias para caminar de aldea en aldea como hace su Maestro, dependiendo de la acogida fraterna de aquellos que reciban la novedad de su mensaje; y junto a ello el desprendimiento, la confianza total en la providencia de Dios y la autoridad para expulsar el mal. El relato refiere la puesta en marcha y la realización de la misión eclesial: predicaron la conversión, expulsaron demonios y sanaron enfermos. La Iglesia continúa la misión del Señor Jesús, como portadora de la buena nueva y del poder vivificador del Reino.
La preciosa bendición de la carta a los Efesios recoge este anuncio de la vocación universal: Dios nos ha colmado de sus bendiciones por medio de Cristo, por el cual hemos sido llamados a la vida, a ser hijos de Dios y a ser santos. Nos ha redimido con su sangre alcanzándonos el perdón y haciéndonos herederos de la vida eterna, grabada como prenda en nuestro interior por el Espíritu.
- ¿Te sientes llamado por Dios? ¿Qué tienes que dejar? ¿A dónde te envía?
- ¿Con quién te envía? ¿En qué comunidad desempeñas tu misión?
- Tomando como apoyo el himno de la segunda lectura dirige al Dios Trino tu propia alabanza.